lunes, 22 de febrero de 2010

Une journée d'Andrei Arsenevitch. Chris Marker.


Siendo Andrei Tarkovsky para mi el artista inalcanzable, agradezco a Chris Marker lo que me ha enseñado, pero más como ejemplo artístico, Chris Marker me dijo que más vale el amor a las cosas que la observación de estas.

Logro percibir en todo el film relatos de Amor, sentimientos de Marker que desde Tarkovsky se ven reflejados en este lindo tributo a un maestro que es amigo y que es un ser humano. En ocasiones olvidaba que tarkovsky era un ser humano también, con tripas y todo. Y lo que Marker recalca es la humanidad de el artista por excelencia. La expresiones sentimentales e innegables en el rostro de Tarkovsky a la hora de besar a su hijo es una muestra clave de la grandeza del artista Tarkovsky, hablo de que un artista es un artista siempre y no solo en momentos de “creación”.

Y también la demostración de que en lo sublime, todo comienzo necesita forzosamente un final congruente y armonioso. El niño y el árbol como un principio y un punto final. Una obra, como el infinito, redonda.

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