martes, 13 de abril de 2010

Los Amos Locos. Jean Rouch.



En la imagen, rostros desfigurados,

que al otro día no se reconocen.

Vuelvo a percatarme que Jean Rouch es uno de esos directores que no caben mucho en convencionalismos y esto lo aleja de cualquier crítica. Es difícil hablar de los amos locos porque me parece que hay una solo cosa de que hablar, que es la misma cosa de la cual impresionarse, que es la misma cosa que le importa a Rouch, me refiero al hecho de volverse tan invisible que parece que nadie se percata de su presencia, es una cámara “Dios”. Rouch Omnipresente. Rouch Omnipotente. Hay una capacidad en Rouch de neutralizar el momento, pero cuando nos damos cuenta realmente de lo que estamos viendo, se vuelve increíble la manera en que Rouch se cuela a situaciones tan extremas.


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